Gobiernos por ahora no incluyen en la agenda la legalización. Debate.
Para ser una de las regiones donde más se concentran la producción y el tránsito de drogas ilegales, América Latina se había mantenido a salvo de los altos niveles de consumo.
De acuerdo con cifras obtenidas por el Grupo de Diarios de América, 11 de la región, desde comienzos de la década ha habido un sostenido aumento en los índices de consumo de sus-tancias psicoactivas. Y aunque esa tendencia regional ha estado acompañada por una mayor tolerancia social hacia el uso de algunas de tales drogas, expertos dicen que los países no han iniciado un debate sobre la despenalización de su consumo.
En la mayoría no está penado y en algunas de las grandes ciudades del continente (en Mon-tevideo, por ejemplo) se ha vuelto común ver jóvenes fumando marihuana con un desparpajo impensable hace una década.
Productor y consumidor
El director de la Policía de Colombia, el general Óscar Naranjo, asegura que desde hace 20 años se venía advirtiendo que un país que es productor termina siendo epicentro de la mafia y convirtiéndose en un país consumidor.
En México, cuyos carteles dominan el negocio de estupefacientes, en el 2008 hubo un millón más de usuarios de drogas que en el 2002; los considerados adictos aumentaron más de un 51 por ciento en el mismo período.
En Colombia, cerca de 300 mil personas necesitan tratamiento para su adicción, pero solo hay cupo para atender a 30 mil. En Uruguay, considerado un país de paso para la droga que va a Europa, 200 mil personas (alrededor de un 7 por ciento de la población) reconocen haber probado marihuana, según un estudio oficial del 2007. La encuesta 2010 de la Secretaría de Prevención de la Drogadicción y la lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) de Argentina reveló que el 8,4 por ciento de los adolescentes informaron haber consumido marihuana en el último año; en el 2001 esa cifra era 3,5 por ciento.
La Cátedra Libre Antidrogas de Venezuela determinó que hace 10 años el 40 por ciento de los bachilleres de la Gran Caracas tenía contacto con las drogas; en el 2009, la cifra subió a 70 por ciento. En Puerto Rico habría, de acuerdo con datos oficiales, 70 mil heroinómanos.
El tema de la legalización, en realidad, no se está discutiendo oficialmente en ningún país. El gobierno argentino anunció que avanzaría en esa dirección, pero un año después no presentó un proyecto sobre el tema en el Congreso.
En Uruguay, por ejemplo, algunos grupos se proponen alcanzar la liberalización completa del consumo y la tenencia de marihuana. Esta idea recoge apoyo de académicos, juristas y un par de ex presidentes.
En Perú y Chile, la oposición a la legalización es absoluta. En octubre, el presidente Alan García expresó, al inaugurar un foro regional sobre el tema, que "legalizar la marihuana sería abrir paso a la degradación humana". En ese país, según recuentos oficiales, hay unos 100 mil consumidores de cannabis.
De otro lado, el presidente mexicano, Felipe Calderón, aceptó el debate sobre la legalización en su país, pero señaló que entre los argumentos contra esta medida está el aumento del con-sumo.
Prohibición, sin penas en Colombia
En Colombia, con 68.000 hectáreas sembradas de coca y 900 extradiciones por narcotráfico desde el 2002, el consumo de droga está prohibido, mas no penalizado, y no hay ninguna ini-ciativa en este sentido.
Un proyecto del ex presidente Álvaro Uribe, aprobado el año pasado en el Congreso, esta-bleció que "el porte y consumo de sustancias estupefacientes o psicotrópicas está prohibido, salvo prescripción médica". El proyecto no fijó penas para los consumidores, que son definidos como personas enfermas, pero sí se anunciaron penas severas para distribuidores.
Ni Policía ni jueces tienen claro qué hacer con los que porten la dosis mínima. Hasta ahora no hay reportes de capturas.
Perú se opone a legalizar el consumo
Un reciente estudio del Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (Cedro) de Perú indica que 9 de cada 10 peruanos (93 por ciento) está en contra de la legalización de las drogas. Quizás esta cifra explique por qué el debate sobre este tema es casi inexistente.
Cifras oficiales señalan que Perú alcanza los 110 mil adictos, y que la edad de iniciación se da a los 13 años, mientras que hace una década era a los 15.
La justicia de este país castiga el porte de más de 5 gramos de pasta básica de coca, 2 de clorhidrato de cocaína, 8 de marihuana y 250 miligramos de éxtasis, existen penas de entre 8 y 15 años de cárcel.
Venezuela: sí a dosis personal
Cálculos más conservadores indican que en Venezuela existen al menos 1,4 millones de personas que consumen o han consumido drogas ilícitas. La Fundación José Félix Ribas, ex-perta en el tema, indicó que esta cifra equivale al 5 por ciento de la población del país.
La Asamblea Nacional sancionó en septiembre pasado la tercera reforma de la legislación antidrogas, en la que se reforzó el criterio de la dosis para uso netamente personal. Según la ley, se permite la posesión de dos gramos de cocaína y 20 gramos de marihuana tradicional.
Jóvenes en Argentina, con baja percepción del riesgo de las drogas
El bajo porcentaje de percepción del riesgo ante el consumo de drogas es uno de los facto-res que preocupan en Argentina. Especialistas en adicciones de ese país dicen que esto se debió a una fuerte promoción social del derecho individual a consumir drogas. Esa corriente de pensamiento quedó plasmada en el fallo de la Corte Suprema de Justicia de agosto del 2009, cuando el principal tribunal argentino dictaminó que es inconstitucional detener a una persona por la tenencia de drogas para uso personal.
En la práctica, los arrestos de consumidores debían legalmente terminar en tratamientos compulsivos de adicciones. Pero, otra vez, los números mostraron una realidad diferente. La Sedronar analizó las causas en tribunales federales de la Capital Federal entre el 2007 y el 2009, y determinó que apenas el 1,3 por ciento de las 8.752 causas abiertas por tenencia de drogas terminaba en un tratamiento. Casi todos los casos eran resueltos sin sanción para los consumidores arrestados.
Zonas violentas y de frontera, las de más consumo en México
La marihuana y la cocaína son las drogas preferidas por los adictos en México, donde 4,5 mi-llones de personas consumen algún tipo de estupefacientes, según la Encuesta Nacional de Adicciones.
De acuerdo con el documento, entre el 2002 y el 2008 se disparó 51 por ciento la cifra de adictos crónicos, que pasaron de 307.000 a 465.000 personas. Las regiones con más altos registros son los estados de la frontera norte, como Baja California y Chihuahua; y las regiones con altas cifras de violencia, como Sinaloa, Durango y Tamaulipas.
Jurídicamente, la Ley de Narco- menudeo establece que la posesión, para consumo, de una cierta cantidad de droga está despenalizada. No representa un delito portar medio gramo de coca, o una dosis no mayor de 200 miligramos de metanfetaminas, así como 5 gramos de ma-rihuana, como máximo. En los dos últimos años se han instalado 322 centros de tratamiento de primer nivel.
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